Nunca he sido muy cinéfilo. Mas bien todo lo contrario, mientras muchos amigos me comentaban que iban casi todas las semanas al cine, incluso varias veces, yo iba de uvas a peras. Y a medida que las salas han ido subiendo los precios, menos todavía. Al final sólo iba a ver películas de esas que dices, hay que ir a verla, ya que la pantalla gigante y el sonido monstruoso lo valía. O para acompañar a alguien especial, pero nada más.
Encima cuando quería ver una película en casa, siempre estaban mis padres mi madre por alrrededor molestando, haciendo imposible ver la película con calma. Lo cual si estás sólo aún tiene un pase, pero si estás acompañado es insoportable. He llegado a ver una película en el DVD del ordenador porque no me dejaban en paz en el comedor.
Así que con el paso de los años he ido perdiendo más y más el interés hacia el cine, a pesar de que de vez en cuando salían películas que me interesaban, pero por falta de costumbre se me olvidaba ir a verlas. Y como para verme a mi en un videoclub tienes que poner una velita al santo… 
Ahora resulta que me está entrando de pronto una vena peliculera, y en un par de días me he visto Porco Rosso (me ha encantado) y Constantine (genial), y ahora tengo para ver Sky Captain y el día de manaña, Lost in Translation y Casshern. Ya os iré contando.
Escuchando: Bloc Party – Helicopter